Tuesday, November 20, 2012

Y después de tantos años...

Hoy 20 de Noviembre a las 10:48 de la mañana, en un pequeño café de College Street en Toronto, Canadá, me re-uní con una hacedora de caminos. Con una cultivadora de sueños cuyo amor y sabiduría llegaron a mí en un sobrecito lleno de promesas, frutas secas y esperanzas. Gracias Evelia. Te tendré en mi corazón hoy y siempre.

Wednesday, November 7, 2012

Mi Utopía...

 Hace muchos años atrás en un rincón remoto de los Andes Venezolanos, una suerte de magia cautivó mi corazón de niña, sin yo imaginar siquiera que aquella fantasía que no sabía nombrar, transformaría por siempre la manera en que habría de ver el mundo.
Hoy, esa misma magia me invita a celebrar Mi Tierra desde la distancia, a honrar las caras y las manos de Mi Pueblo, a convertirme en testigo mientras los metales, la madera, la arcilla, el cuero, las fibras y las palabras, danzan ingenuamente jugando a contar una historia.
Esa magia, esa danza, esa historia, van colmando mi vida de la riqueza y los matices de un hermoso legado cultural, regalándome la alegría de ser quien soy hoy y brindándome el valor y la fortaleza para abrazar el futuro lanzándome en alas de mis sueños, donde hoy y siempre, seré niña.

Tuesday, October 23, 2012


Lazooleeta, una historia que se inició en un sobre lleno de promesas, frutas secas y esperanzas... Un recordatorio para nunca subestimar el poder de un sueño!

Wednesday, October 17, 2012

Por qué Lazooleeta?


Para mí no hay manera sencilla de hablar sobre Lazooleeta... Su historia es una rica, poblada de muchas anécdotas, emociones y sentimientos. 
Es un relato largo, pero hermoso, uno que estoy dispuesta a compartir con todo aquel que esté dispuesto a escuchar con los oídos del alma.

Hace muchos años atrás, mi papá me regaló un sobrecito de frutas secas artesanales llamadas "EL Molino Blanco" que traían un poema escrito en la parte de adentro del papel que estaba engrapado a la bolsita.
El poema era de Chuang Tzu un filósofo Taoísta y hablaba sobre el cambio.
Las frutas eran variadas y con un sabor de ensueño, pero aparte del sabor y el poema algo que me encantaba de ellas era que venían enrolladas en forma de espirales, algo que me recordaba mucho a "La Noche Estrellada" mágica obra de Van Gogh.
Decidí guardarlo en una caja en casa de mi mamá y como si se tratara de una suerte de galletica de la fortuna venezolana, empecé a coleccionar los papelitos de las frutas -que siempre traían un poema distinto- para usarlos con un propósito terapéutico, pero nunca imaginé, que sería aquel primero, el que me regaló mi papá, el que me cambiaría la vida por siempre...

Con el tiempo dejé de coleccionar los papelitos y la caja quedó olvidada junto al pie de la peinadora blanca con tiradores bronze que estaba en mi cuarto, hasta el día en que, tras poner mi vida entera en dos maletas para emigrar a Toronto, donde hoy resido, decidí meter mi mano en la caja y agarrar al azar uno de los poemas para conservarlo conmigo siempre, un testimonio vivo de una hermosa etapa de mi vida que se cerraba.
Entre el apuro y la confusión por no haber dormido mucho lo puse en mi monedero sin saber de qué poema se trataba y aún a pesar del afán que tuve de sacarlo de la caja, ya en Canadá ante la novedad y los cambios, quedó también olvidado en el compartimiento del sencillo por un par de años más.

En Venezuela, siendo abogado me sentía vacía e inadecuada, vivía inventando fantasías y construyendo munditos en mi cuaderno junto a mi mesita de noche, ese era mi refugio. Ya 
aquí en Toronto decidí que habría de hacer las cosas distintas, empecé a reunirme con trabajadores sociales, a rellenar tests vocacionales online y a leerme cuanto recurso tuviera a la mano, pero todos los caminos parecían llevarme a la misma conclusión..."Este mundo está dividido en casillas y yo, no quepo en ninguna de ellas"- pensé. "No sé quién soy ni a lo que vengo, no tengo nada nuevo o interesante qué revelar" y en medio de esa crisis de identidad empecé a rezar suplicándole a Dios que me regalara un verdadero sentido de pertenencia, descansaba en la certeza de que todos traemos un regalo al mundo y a mí me urgía saber cual era el mío. 
Cerré los ojos e imaginé lo que se sentiría vivir una vida impregnada de un profundo sentido de propósito, guiada por una visión y una misión, y de cómo sería despertarse cada día sabiendo que a través de nuestro "regalo" estamos llevando a cabo acciones y tomando iniciativas que generan un impacto positivo en el mundo.
No pude evitar sentirme triste y en medio de esa tristeza decidí salir a la calle. Empecé a caminar sin rumbo preciso hasta que decidí montarme en el metro para cambiar un poco de ambiente. Abrí mi monedero para sacar mi token y por primera vez en dos años ví lo que antes no había podido ver... El poema de las frutas secas.
Ya en el tren lo abrí y para mi sorpresa, se trataba de aquel poema que había venido con el primer sobrecito de frutas que me regaló mi papá...

"¿Cuando uno
está cambiando,
¿Cómo sabe que el cambio está ocurriendo?
Cuando uno
no esta cambiando,
¿Cómo sabe que el cambio
no ha ocurrido ya?
Quizás tú y yo
aún estemos soñando
y todavía no
nos hallamos despertado...
Conténtate
con lo que está ocurriendo
y olvida el cambio;
entonces puedes entrar
en la unidad
del misterio del cielo."
Una profunda paz me invadió, fue un momento tan especial que casi sentía como si Chuang Tzu había escrito el poema para mí.  Pensé que me decía: "anda a celebrar lo que ya eres, sin importar lo que eso significa", y no pude sentir otra cosa que GRATITUD.
En medio de esa gratitud decidí contactar a las personas que hacían las frutas artesanales para hacerles saber de qué manera habían tocado mi vida... Busque por todo el internet y me agarré de la única pista que tenía para poder encontrarlos: vivían en "La Azulita", Edo. Mérida.
Viendo que se me hacía difícil dar con ellos, empecé a investigar sobre el pueblo, hasta que un día me topé con un escrito de un hombre muy espiritual que decía que La Azulita es un lugar mágico al cual acuden hombres y mujeres de diversos caminos de la vida en busca de paz y silencio, pues muchos han asegurado que es allí donde se han encontrado a sí mismos.
Desde ese día empecé a firmar todos mis escritos con el seudónimo "La Azulita" como un recordatorio de que tal lugar existía, hasta que para hacerlo mío, convertí el nombre en una sola palabra y modifiqué la manera de escribirlo para crear el mismo sonido en inglés (con dos oo y dos ee) como un acto de amor y de gratitud hacia esta tierra que me vió renacer.  
Con el tiempo he comprendido que no sólo es ambicioso sino también imposible encontrarse a sí mismo fuera de sí, aún así desde la distancia, voy reinventando este utópico y también desconocido rincón de mis sueños, reuniendo pequeñas piezas de talentos para contar mi historia y celebrando que finalmente, encontré "Lazooleeta" dentro de mi corazón... 


Monday, September 17, 2012

Irónica Ausencia




Irónica Ausencia
por Carolenys Tovar


Mis pensamientos emigraron como las aves,
a un lugar donde tu recuerdo,
aquella utopía poblada de aromas, de presencia y esperanzas,
saciara mi ansia de saberte tangible, cercano.

(Porque a veces tu ausencia es un viaje…)

Y presentí que me llamaban desde el fondo de mi corazón,
y casi adiviné tu mirada penetrante pero perdida
reclamando mi presencia, mi calor y mi abrazo.
Fue así como la distancia y tu recuerdo
me enseñaron que nuestro amor es como el tapiz,
cuyo paisaje podemos apreciar mejor estando lejos.
Y ya que el recuerdo te ha traido,
dejame reconfortarme en tus palabras,
permiteme descansar en tu presencia,
suave pero fugaz…
…tan fugaz que apenas podre recordarla.

(Porque puede que tu ausencia también sea olvido…)

Y aunque el camino es duro,
hermosa es la recompensa de imaginarme en tus brazos
pero, tú… ¿intentarías volver aún sabiendo que,
incluso tu ausencia ha llegado a ser ternura
e incesante estimulo para amarte más y más?
Y, ¿qué dirías si supieras que reconstruyo a pedacitos
tu imagen –que es la mía-,
y que voy uniendo uno a uno
aquellos instantes –que fueron los nuestros-?

(Porque a veces tu ausencia también ha sido dolor…)

Vuelvo, cierro los ojos….
Tu recuerdo me transporta a aquella fragancia…
¿Puedes como yo sentir el viento sobre tu piel?

(Porque no ausencia que no traiga consigo divinas sensaciones…)


He sabido que en momentos tú tambien me has llorado,
pero en mi cielo tus lagrimas –que son las mías-
se ven como estrellas.
He dicho a ese cielo inmenso, remoto
que te hable de mí.
Ve;
mírale;
contémplale;
en el están todos los secretos.
Su esencia es la tuya, es la mía,
es la nuestra, y,
estés donde estés,
él, como tu recuerdo,
creará un puente infinito que será
la senda a tu mirada, a tus manos,
-que son las mías-, a nuestro corazón,
a nuestra alma.
Pero… amor, no puedo olvidar…
estas aquí en todos los rincones,
estas en las piezas de tu presencia en mi vida
-que es la tuya-,
pues mi corazón y mi alma estan repletos
de memorias de tí.

(Porque a veces tu ausencia también es nostalgia…)

Y, aunque soy grande –eso me dijeron tus labios-,
“que soy grande”, pues ha de ser cierto.
Grande porque en mi humanidad
es una experiencia mística la fortuna de quererte,
pues quererte a tí es sorprender a Dios en las flores
y descubrir el canto de las aves en mi ventana.
Es sentir tu voz en mis palabras
-que son las tuyas-
y aquella cancion que trae a mi alma
la suave melodía y el candor de nuestras noches.

(Porque a veces también tu ausencia ha sido melancolía…)

Y, ¿Qué tan mala puede ser tu ausencia
si ella me recuerda que la perfeccion de tenerte
sería vida sin vida, y que
la distancia nos despierta una y otra vez
de ese sueno anhelado,
¿entonces?,
Que bello es el sufrimiento de la distancia si éste
nos llama a la vida y,
que triste se torna el silencio
de la eterna felicidad que, a veces
no es mas que tristeza inadvertida,
pues, ¿qué es la alegría si
esta no existe en nuestra consciencia?
                        
Es por ello que en mi soledad de tí
he logrado bendecir tu ausencia,
porque ella en mis sueños me enseña
a apreciarte como el tapiz,
a contemplarte como el cielo inmenso,
a sorprenderte como a Dios en las flores,
y a descubrirte como a las aves en mi ventana.

(Porque por encima de todo tu ausencia también es vida…)

Por eso es que, corazón:
tu para mí sí que eres grande…
…Más que en mí, estás en todos los amaneceres,
estás en el viento y en las sonrisas que
-como tu recuerdo- me buscan.
Estás en la brisa de nostalgias que me acarician
y en mis anhelos todos de dicha y de gloria.

Y es que tu ausencia es todo eso y mucho más…

Es que estes en la vida misma
porque me enseñaste que ella esta repleta de misterios,
de presagios, de ironías,
de mis manos – que son las tuyas-,
de tu esencia y la mía,
del amor,
de tu corazón,
de mi alma,
y de tí.