Me llamo Carolenys Tovar pero puedes llamarme Lazooleeta.
Vivo abriendo ventanas de papel, y en mi afán de asomarme en ellas, me dejo seducir por la creatividad y por las ansias de explorar mundos mágicos.
Soy amante del arte folclórico, los títeres, los perolitos y los talismanes. Me gusta saltar de alegría, gritar cuando tengo frío y recitar poemas cuando camino al aire libre.
Anduve por años buscando mi verdad sin querer encontrarla. Las voces del mundo me empujaban a esperar por el relato digno de ser escrito, por el paisaje digno de ser pintado y la melodía digna de ser danzada, mas comprendiendo que una escritora empedernida de poemas en servilletas también tiene derecho a documentar su búsqueda, a crear un espacio en el cual confesar que no sabe qué es una diáspora ni una cuartilla, empecé a escribir sin importar quién era ni a lo que había venido, sin tener algo nuevo o interesante que revelar, simplemente abrí las puertas de mi corazón, me postré frente al mundo con el alma desnuda y descubrí que hay que convertirse en espadachín, rescatar mapaches místicos y abrazar sirenas terrestres, para comprender que contar una historia no es siempre un asunto de palabras, que un "simple" relato puede ser a su vez, pintura, paisaje, danza y melodía.
Aprendí que las historias hay que "serlas" y en un acto de profundo abandono, dejarse seducir por ellas. En mi intento de "ser" la mía, he adoptado medios que van más allá de la palabra... En mi cielo he esparcido estrellitas de metal, he refugiado el espíritu en guaridas de madera, he cubierto con cuero y fibras los anhelos desnudos, me he afanado en modelar sonrisas de arcilla para soldaditos que no saben sonreír.
Sin análisis ni complicadas teorías, mi arte es una expresión que celebra la belleza que se esconde tras las cosas sencillas, es una mezcla de amor, gratitud, pedacitos de talentos, un corazón y unas manos con demasiadas historias que contar...