La ingenuidad como bandera

Hay días en los que materializo mi visión con una sonrisa y gran alegría, hay otros en los que esa visión me materializa a mí, sumiéndome sutilmente en un profundo silencio meditativo.

Ese silencio regala a mis pies cansados un rincón para el descanso y trae a mi memoria a todos aquellos seres que han tocado mi corazón inundando mi vida de ilusiones...

Aquellos que alejados de los estereotipos y las etiquetas nunca se han considerado "artistas" pero que a través de su arte han abierto su espíritu como buscando consuelo y han vivido perpetuando el Supremo Acto Creador conscientes de que lo creado, no les pertenece. 

Esos hombres y mujeres se han relacionado con su Universo de manera casi infantil y han caminado por la vida -cada vez más vacíos de sí- rumbo a su Fantasma Sagrado.

Son ellos los que me enseñaron que la expresión es "arte" siempre que emane del Ser, los que con sus almas de barro y fuego convirtieron frente a mis ojos la cotidianidad en maravilla. 

Son seres que han creado sin ambiciones ni pretensiones que opaquen la pureza del sentimiento, los portadores de las "Joyas del Alma", los que se abrazan a un diálogo existencial sólo si está cargado de alma y verdad.

Son aquellos cuyo arte ha representado un acto de humildad, gratitud, amor y entrega, los que se han atrevido a romper parámetros y expectativas en nombre del amor y han explorado el mundo a través de la visión de otros conservando la frescura instintiva de su visión personal.

Dedico este espacio a todos aquellos que me enseñaron a "ver" lo que es invisible a los ojos...

A mis abuelos, Jorge "El Pensador", de quien aprendí a observar silenciosamente y a dejarme embriagar por la belleza de las cosas "pequeñas"... Elena "La Artesana de Sueños", de quien aprendí a sonreirle a la vida y a danzar vigorosamente sacudiendo las faldas de la osadía... Papato "El Niño Poeta", de quien aprendí a jugar con las palabras y a convertir la vida en poesía... Mamati "Mi Fresita Cuenta Cuentos", quien relato a relato me reveló dulcemente el poder sanador de las historias...

Junto a ellos, a todos los Hacedores de Caminos, a los Artesanos de Aceras, a los Cuenteros de Plazas, a los Cantantes de Ducha, a los Malabaristas de Alfileres, a los Titiriteros de Calle, a las Doñas Cocineras de Mantecadas con sabor a nostalgia,  a todos aquellos autores y autoras del arte que grita PUEBLO! cuya esencia ha dejado en mi mundo una huella imborrable...

Hoy al asomarme en el Alma Universal a través de sus ojos decido construir un realmo sobre las bases de ese hermoso legado... Es por ello que quiero celebrar sus cantos, su arte, su poesía, sus ráfagas de euforia y sus momentos de forzada ecuanimidad.

Tal y como soy, despeinada, ruidosa, deshilachada, los celebro a todos y cada uno, por recordarme que no es lo mismo estar con vida que estar VIVA, por empujarme a abrazar mi verdad con sus manchones, sus chichones y sus vetas, dejando por siempre al descubierto el croquis de mi alma y conquistándome a punta de sencillez y genuina sensibilidad.